miércoles, 2 de enero de 2013

Todas las mujeres se agolpaban



Recuerdo muchas cosas de cuando era niño que no puedo olvidar, quedaron muy dentro de mis recuerdos, aquellos hombres y mujeres que venían explicando un crimen o una joven deshonrada por un señorito; se ponían en las plazas o calles con un cártel donde tenían fotos de tal suceso. Si era deshonra o crimen, el hombre con una barita señalaba a la joven deshonrada.

            Todas las mujeres se agolpaban  y hacían un coro todas con lagrimas en los ojos que parecían “magdalenas”, empieza la tragedia señores y señoras esto que les digo es pura verdad, un señorito engaña a la criada con falsas mentiras, ella inocente se entrega a él, la deshonra y la abandona; el padre de ella la hecha de su casa y se ve perdida. Las mujeres que allí estaban lloraban y lloraban sin parar. Aconsejándole a sus hijas que tuvieran cuidado con los señoritos y cantaban la canción que decía:

                        Era una joven linda y hermosa, era más bella que el Sol de abril, hacía el servicio de cocinera en comercio de gran postín, el señorito hijo del dueño que de la joven se enamoró. Siempre jurándole con delirio que la quería de corazón. La joven que era inocente viendo que tanto le juraba se entregó a su pretensiones y después de deshonrarla la deja abandonad; la joven está medio loca, quiere vengarse de su dolor. Él la cita con una carta, a la cita pronto acudió. El señorito que se creía que iba a pasar un rato de amor, ella sacó un cuchillo y en su pecho se lo clavó. La joven marchó a presidio por el delito que cometió pero estando en el calabozo ella cantaba esta canción:

                        Muchachas que me escucháis nos os dejéis engañar, que el lujo trae muchos casos y yo misma por el lujo mirad donde fui a parar, cumpliendo condena ya.

            Todo esto lo recuerdo bien porque mi madre y mis vecinas no sabían leer y yo tenía que leerle cada día las canciones a todas las vecinas.

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