Recuerdo
muchas cosas de cuando era niño que no puedo olvidar, quedaron muy dentro de
mis recuerdos, aquellos hombres y mujeres que venían explicando un crimen o una
joven deshonrada por un señorito; se ponían en las plazas o calles con un
cártel donde tenían fotos de tal suceso. Si era deshonra o crimen, el hombre
con una barita señalaba a la joven deshonrada.
Todas
las mujeres se agolpaban y hacían un
coro todas con lagrimas en los ojos que parecían “magdalenas”, empieza la
tragedia señores y señoras esto que les digo es pura verdad, un señorito engaña
a la criada con falsas mentiras, ella inocente se entrega a él, la deshonra y
la abandona; el padre de ella la hecha de su casa y se ve perdida. Las mujeres
que allí estaban lloraban y lloraban sin parar. Aconsejándole a sus hijas que
tuvieran cuidado con los señoritos y cantaban la canción que decía:
Era
una joven linda y hermosa, era más bella que el Sol de abril, hacía el servicio
de cocinera en comercio de gran postín, el señorito hijo del dueño que de la
joven se enamoró. Siempre jurándole con delirio que la quería de corazón. La
joven que era inocente viendo que tanto le juraba se entregó a su pretensiones
y después de deshonrarla la deja abandonad; la joven está medio loca, quiere
vengarse de su dolor. Él la cita con una carta, a la cita pronto acudió. El
señorito que se creía que iba a pasar un rato de amor, ella sacó un cuchillo y
en su pecho se lo clavó. La joven marchó a presidio por el delito que cometió
pero estando en el calabozo ella cantaba esta canción:
Muchachas
que me escucháis nos os dejéis engañar, que el lujo trae muchos casos y yo
misma por el lujo mirad donde fui a parar, cumpliendo condena ya.
Todo
esto lo recuerdo bien porque mi madre y mis vecinas no sabían leer y yo tenía
que leerle cada día las canciones a todas las vecinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario