Quiero
dedicarles a mis paisanos unas cuantas anécdotas vividas para que sepáis la
gente tan simpática que eran vuestros vecinos:
Una
vez iba un niño y se cayó del burro y el burro se partió la lengua, el niño
lloraba y pasó un hombre y le preguntó ¿por qué lloras? Y le dice: porque el
burro se partió la lengua. A lo que le responde: y para lo que tiene que hablar.
En
Motril había la costumbre de llevar la comida al campo y los hombres eran muy hombres, cuando una mujer llegaba un poco
tarde todos se reían; aquel hombre salio al camino y pasó un niño y le
preguntó: ¿has visto a mi mujer? El niño le dice: buen hombre si yo no la
conozco. El le contesta: ¿Quién tuviera tu dicha?
Cuando
llegaba el mes de marzo todo era distinto, con sus fábricas echando humo y
tocando sus sirenas y todos los caminos de la Vega llenos de gente, muchos
burros y mulos acarreando cañas y muchas caras nuevas por nuestras calles,
caras que no eran conocidas, le llamábamos follalgos; era de ver como los niños
cogíamos cañas de los burros, pero con mucho cuidado pues había unos guardas
que nosotros les llamábamos calcamuses que también les cantábamos nuestras
coplas que decían:
Las cañas están muy dulces
y no se puede chupar
porque están los calcamuses
a perrilla la hartá.
Aquellos
tiempos que pasaron y que no volverán, ni falta que hace porque era una vida de
analfabetos pero gente a la buena fe, sin cultura pero con un gran corazón;
eran hospitalarios dispuestos a hacer un
bien por cualquiera sin pensarlo. Hoy la vida cambia, al conocer estas
costumbres y ahora estas, notas la diferencia entre las personas de ayer y de
hoy. Frecuento mucho mi pueblo y no encuentro la ilusión que se veía en las
personas cuando las visitaba algún familiar u amigo.
La
cosa cambia con el paso del tiempo, pero es normal, nos es que prefiera la otra
vida a esta, pero si que la añoro aunque creo que esta vida es muy sana. Me
parece que hay más mandad, más compañerismo y son más sanas las personas. Todas
las épocas no son iguales, en aquellos tiempos no se repartía nada porque nada
había y lo poco que había era de los poderosos; nos juntabamos pandillas de
niños, los pobre y los ricos pero siempre ganabamos lo pobres, les quitábamos
los juguetes, las meriendas y todo cuanto tenían era nuestro, esos tiempos ya se
acabaron.
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