Quién de niño
no recuerda aquellos tiempos cuando se cortaban las cañas, las cuadrillas de
mujeres, hombres y niños que hacían las
faenas que nadie quería hacer. Ver a las
mujeres con todo el cuerpo tapado, solo se le veía los ojos, había una de ellas
que solo repartía agua a los demás, se llamaba la aguadora; con su cántaro y
jarro de lata con pinchas en el caño para que nadie pudiera mamar. Pues el agua
era lo único que abundaba, la comida…lo único que abundaba era el buen humor,
reír y cantar era lo suyo. Recuerdo aquellas coplas que decían:
- Cuando las
ranas canten al sol, se pone el capataz de monda, que cara pone.
- Tenemos
capataz que no lo merecemos, que nos echa con la Luna porque con el Sol nos
vemos.
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