En la calle
Catalanes había una barbería y un barbero que se llamaba Mora, aficionado a los
toros, le hacían creer que sabía torear. En Motril se celebraban corridas
nocturnas con vacas y toreaban paisanos. Convencieron al tal Mora para torear y
le dijeron que se pusiera delante del chiquero que le echarían un marrano para
que la gente se riera; él lo hizo, pero tal fue la sorpresa que se abrió la
puerta del chiquero y salió una vaca con sus cuernos grandísimos, la vaca lo revolcó, lo dejó encueros y entonces fue
la risa, aunque para él no fue así, cosas de motrileños.
Aquellos
tiempos de fútbol en los que teníamos tantos equipos como el Cigala, los
Playeros, el Estrella, el Motril Club de Fútbol. Y buenos jugadores, como
Murcia, Laguna, Guillermo; porteros como Caracuel o Feriche. Defensas: Amas el
“Siete Cabezas”, Caro Villegas, Carlos Crispín y otros tantos; después vinieron
Trullo, Manaco, Antúnez, David, el Bizcocho, Julico, Pepico, la Encarna,
Rufino, el Peluca, San Antonio, Mariano, Ramos.
Motril lo
tenía todo, hasta por tener tenía su himno que decía así:
No dejes para mañana lo que
puedas hacer hoy. Han pillao a tu madre en un corralón con un carabinero
jugando al fútbol
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