miércoles, 2 de enero de 2013

Las cosas que te pasaban de niño nunca se olvidan.


Aunque hace muchos años que dejé mi tierra, no puedo olvidarla, ya la llevo dentro de mi alma porque las raíces se llevan muy adentro. No sabéis  los que tenéis la suerte de vivir en la tierra que nos vio nacer, yo tuve que abandonarla en contra de mi gusto y cuanto me pesa, no pasa un solo instante que no me acuerde de ella.

            En fin, las cosas son como son, no deseo a nadie que tenga que emigrar a otras tierras donde nadie nos comprendan, ya por las costumbres o por las culturas o por la lengua; tiene uno que amoldarse a otras costumbres diferentes a las nuestras, así es la vida y hay que admitirlo. Me adapté pronto, vine a trabajar y no tuve problemas, crié a mis hijos  y estoy contento de vivir aunque una tierra que nos admitió tal como éramos. Aunque siempre me acuerde de mi tierra, es tan bonita que la añoro.

            No pierdo la esperanza de volver algún día y disfrutar de lo que hace cuarenta años no disfruto, no pierdo la esperanza, es lo último que se pierde, porque me acuerdo mucho de mi niñez que todo era maravilloso y cosas que no se pueden olvidar.

            Siempre recuerdo las cosas de niño cuando eres mayor, aquellos juegos que hoy se han perdido y tanto nos divertíamos, ya pasaron a la historia; pero es bonito recordar, jugábamos al palimocho, a piola, a los botones, a las plazas, al trompo, a pillar…todo era maravillo. Hoy hay otras costumbres que no sabemos si son mejores o peores-

            Me divertía mucho y tengo mis recuerdos, me gusta sentarme y empezar a recordar todas las cosas de mi tierra que para mis años con como una terapia, porque las cosas que te pasaban de niño nunca se olvidan.

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