En el 1936,
época de la Guerra Civil española, las cosas que se sentían en aquellos hombres
de buena fe era simpatía, por ejemplo los arrieros tenían su cooperativa y
asambleas; cada uno exponían sus problemas.
- Cierto día entró un arriero y
dijo: Dios os guarde.
- Y le dice el Presidente: Se
ruega al compañero que salga y entre como Dios manda.
- Un arriero pide la palabra y
dice el compañero Juan: Le dijo ayer al burro “arre asamblea”.
- Y el Presidente le contestó:
Dios le castigará.
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