Las Semanas Santas de Motril eran
maravillosas, ver la Judea con aquellas lanzas y picas, aquella seriedad, con
su capitán al frente de los judíos; como marchaban y cuando Simón se lanzaba
desde el balcón. San Juanico se perdía de la procesión y los niños le decíamos:
San Juanico está en la taberna bebiéndose un pesetero, allá corrían en su
búsqueda, era maravilloso. Una vez que la Judea ensayaba en un local, una
vecina denunció que había mucho jaleo y no podían dormir, vino la Guardia Civil
y les dijo que pasaran, un judío le contestó que el capitán de la Guardia Civil
no era quién, que ellos también tenían
un capitán que era el único que podía pararlos y los niños cantábamos: Pica
“Pichabarro” que viene Jesús.
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