Si lo pasé mal
hasta que tuve veintitrés años, a esa edad me casé y creía que mi vida podría
mejorar, pues no fue así, entonces fue cuando vinieron mis problemas, mejor
malos que buenos. Lo primero que vino fue un hijo, mi mujer enfermó y entonces
empieza mi calvario, pues fue una enfermedad que no tenía cura, fue de los
nervios. La tuve en casa un año cuidándola, el niño murió, a los tres meses de
su nacimiento; pero quedó mi mujer al año de estar mal mejoró y parecía que mi
vida hacía un cambio como así fue. Entonces nació una hija, para mi fue una
alegría, la casa marchaba bien, a los cuatro años nace otra hija, aún más
contento pues ya había superado todo el pasado y vivía contento que más se le
puede pedir a la vida; pero quise mejorar mi vida y marché a Barcelona,
trabajaba, me ganaba la vida, no podía pedir más. Cuando más contento estaba
empezó de nuevo mi calvario: nace mi hijo y mi mujer se puso enferma, peor de
lo que había estado toda su vida. De clínica en clínica y sin esperanzas de que
se pusiera buena y así empecé otro calvario que duró veintiséis años, en esos
años ocurrió de todo…
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