La procesión de San Sebastian era
un delirio, todos los niños tirábamos piedras y tronchas de coles, una vez al cura
le partieron la cabeza de una pedrada, cantábamos coplas como esta:
San Sebastián sin calzones
que los cambió por piñones
San Sebastián sin chaleco
que los cambió por higos secos
San Sebastián sin camisa
que los cambió por longaniza.
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