Tenía una vecina que se llamaba Frasquita, con un
hijo que se llamaba Ose y un día le dice:
-Mamica que me he clavado un pincho.
-¿A dónde Oseico?
-Aquí en la pata.
Aquella
madre le lavó la pata con un estropajo y le dice: Oseico si no tienes na. Entonces
será en la otra. Se la lavó y le dice: Si tampoco tienes na. Le dice Oseico:
pues no me lo habré clavado.
Lo que quería es que le lavara las patas.
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