lunes, 14 de octubre de 2019

Todo motrileño que vivió en los años 37 o 38 recordará que había una ermita que se llamaba San Sebastián,




Una niña le mandó su madre a la botica a por aguarrás y llegó y no se acordaba, estuvo pensando un buen rato y en ese momento se le escapó un peo a la niña; el boticario le dijo: ¡Guarra! Y le dice la niña: ya me acuerdo aguarrás.
Una vez llegó un motrileño a una taberna y le dice al tabernero: Ponme un kilo de vino. El tabernero le dice: El vino no es pesado, es medido; y le responde: pues ponme un metro.
Otro borracho llegó con una regla muy grande y le dice al tabernero: Me ha dicho el médico que beba vino con regla y yo soy muy obediente, ponme todos los vasos que cojan en esta regla.
Había uno en Motril  que siempre estaba borracho y un día estaba en la calle Nueva agarrado a un árbol que se caía, pasa una chavala y le dijo: ¡Fea!. Ella le dijo: ¡Borracho! Y él le contestó: ¡Pero eso se quita!
Todo motrileño que vivió en los años 37 o 38 recordará que había una ermita que se llamaba San Sebastián, bueno, pues en esa ermita en el año 36 los gitanos de Motril hicieron una cooperativa y cada uno montó una fragua. Como tenía que salir el humo cada uno hizo un agujero en la parte que salía a la calle; entonces, una tarde cuando marcharon unos niños y yo entre ellos tapamos los agujeros con barro y por la mañana estábamos todos allí para ver las cosas de los gitanos. Aquello fue maravilloso, verlos correr, asombrados de ver toda la iglesia llena de humo y decían: Dios nos ha castigado por meternos en su casa.


Mi padre, un gran hombre, luchador


Mi padre, un gran hombre, luchador. Era… como te diría yo, brusco pero cariñoso, amable y muy amigo de sus amigos. Este mes se cumple 22 años de su partida a ese viaje en el cuál todos tenemos el billete. Allí donde estés te recordamos siempre
Isabel Palomares Martín

jueves, 3 de octubre de 2019

Las cosas eran muy difíciles de adquirir, en particular la ropa...



Os voy a contar una cosa en los tiempos que yo era un niño, las cosas eran muy difíciles de adquirir, en particular la ropa porque era cara y los dineros no sobraban. Recuerdo una vez que una vecina de tantas que había; llegó el marido todo manchado  con el único traje que tenía.
Y le dice: Quítate esa ropa que te la voy a lavar.
El pobre se sentó en calzoncillos y la lavó. Para que se secara más rápido lo puso en la puerta en una silla y pasó alguien y se lo llevó. Cuando ella salió y vio que no estaba entró en la casa y le dice al marido llorando: Frasquito que se han llevado el traje.
Y con una sangre fría le dice: Más falta le hará al que se la ha llevado.

Cómo recuerdo las diabluras que hacíamos los niños de aquellos tiempos...



Cómo recuerdo las diabluras que hacíamos los niños de aquellos tiempos, llegamos a la botica y decíamos: Dice mi madre que me des 200 gramos de ranuras de cuernos del boticario… y a correr.
Otras veces le untábamos mierda a los picaportes de las casas grandes y esperábamos a que alguien tocara… y a correr; otra vez y cosas como esas muchas.

Una vez iba un niño a llevarle la segunda comida a su padre al campo...



       Una vez iba un niño a llevarle la segunda comida a su padre al campo y llegó con la olla llena de caldo.
-Y le dice el padre: ¿Qué me traes? Qué te ha pasado?
-Mira papá que se me ha derramado las sopas y solo he podido recoger el caldo.

Otro niño le llevaba cada día la comida y su padre le preguntaba desde lejos:
- Niño ¿qué traes?
-Y el niño le decía: sopas.
-Pues tira por la orilla aunque te caigas al balate.

Otro día le preguntaba:
-¿Qué traes?
- Papá, fritillo
-Pues tira por el medio aunque pises la casa de la Virgen.

Tenía una vecina que se llamaba Frasquita...



     Tenía una vecina que se llamaba Frasquita, con un hijo que se llamaba Ose y un día le dice:
-Mamica que me he clavado un pincho.
-¿A dónde Oseico?
-Aquí en la pata.
        Aquella madre le lavó la pata con un estropajo y le dice: Oseico si no tienes na. Entonces será en la otra. Se la lavó y le dice: Si tampoco tienes na. Le dice Oseico: pues no me lo habré clavado.  
         Lo que quería es que le lavara las patas.